El intercambio de regalos
Lo mejor de las posadas es inevitablemente el intercambio de regalos. Puede ser una experiencia agradable; puede también convertirse en una experiencia macabra y egoista. Nuestro intercambio en el trabajo fue muy divertido. En pocas palabras cada quien llevó lo que quería obtener de regalo. Según el procedimiento, cada quien, al azar, iba abriendo un regalo, y después tenía la opción de quedárselo o cambiar por otro que estuviera ya abierto. O sea, se podían arrebatar los regalos. Después de aproximademente cinco movimientos de intercambio entre Carolina, Alicia y yo, obtuve el regalo que yo había traído a la posada (un rompecabezas tercera dimensión). Mi objetivo se había cumplido. Carolina se quedó con su portaretratos de madera, y Alicia con su reloj para la cocina, tal como planeado, y todo mundo satisfecho. Cada quien llevó el regalo con el que se iba a quedar... yes!
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